De la buena empresa a la empresa buena

El castellano, como todos los idiomas, permite una gran riqueza de matices, la mayorÃa de las veces resultados del uso cotidiano que hacemos del lenguaje.
Seguro que has oÃdo en muchas ocasiones decir de una empresa que ésta es una buena empresa, lo cual nos lleva a pensar casi automáticamente a que estamos hablando de una organización con una buena cuenta de resultados, en la que el beneficio económico es un elemento destacado. Por supuesto, también le atribuimos otras caracterÃsticas como que es una empresa dinámica, moderna, con un buen producto, etc.
Del mismo modo, si en lugar de calificar a una empresa como buena empresa decimos de ella que es una empresa buena, parece que lo que estamos queriendo transmitir es que se trata de una organización que se preocupa por sus trabajadores, por el entorno que le rodea, etc.
Después de muchos años hablando de ética, responsabilidad social, buen gobierno, etc., hoy podemos decir, en mi opinión, que estas dos descripciones de la empresa han confluido. La buena empresa, además de la cuenta de resultados, necesita ser una empresa buena para continuar siendo competitiva; y, al mismo tiempo, la empresa buena, además de la relevancia de los valores, la responsabilidad social, etc., necesita también una cuenta de resultados sostenible para ser una buena empresa.
Aunque lo anterior puede parecer un simple juego de palabras, desde mi punto de vista, tiene una gran relevancia. Desde mi punto de vista, éste ha sido el gran éxito de una tendencia que empezó a principios del nuevo milenio y que hoy, por supuesto, continúa evolucionando. La propuesta actual para desarrollar una empresa de éxito ya no puede estar al margen de lo que significa ser una empresa buena. Por cierto, también podemos decir que esto no es una innovación del siglo XXI, sino volver a colocar el objetivo y la finalidad de la empresa, y también el de la economÃa, donde siempre estuvo: construir una buena sociedad.
Las empresas que consigan aplicar la estrategia oportuna para ayudar a generar una buena sociedad serán las que tengan más probabilidad de éxito futuro y sostenido, no sólo desde la legitimidad para operar en el mercado, sino también desde la cuenta de resultados.